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​El día 16 de julio de 2019 tuvimos la alegría de compartir con los mayores de la Residencia de las Hermanitas de los pobres – Segovia, un convivio de gran provecho para todos, además de poder confortarles distribuyendo un bonito recuerdo de la Medalla de Milagrosa. Estando juntos a ellos fue de gran ayuda para soportar los sufrimientos que estaban viviendo. 

En el evangelio, Jesús enfatiza la importancia de cuidar a los necesitados, incluyendo a los ancianos y enfermos. En el libro de Mateo, Jesús dice: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí» (Mateo 25:35-36).

Jesús también muestra su amor y cuidado por los ancianos y enfermos a través de sus acciones. En varias ocasiones, cura a los enfermos y restaura la salud de los más necesitados. También se preocupa por la viuda y el huérfano, que eran considerados los más vulnerables en la sociedad de aquel tiempo.

La atención a los adultos mayores y ancianos es una obligación moral y espiritual. En muchas religiones, se enfatiza la importancia de honrar y respetar a los ancianos y se considera una virtud cuidar de ellos.

«Honra a tu padre y a tu madre» se considera una responsabilidad sagrada. 

Los adultos mayores y ancianos son una parte importante de nuestra sociedad que merece toda nuestra atención y cuidado. A medida que envejecemos, nuestras necesidades cambian y es importante que nuestra sociedad esté preparada para satisfacerlas. La atención a los adultos mayores no es solo una cuestión de humanidad, sino que también es una necesidad económica y social.

 

Atender a las personas mayores y ancianos es una responsabilidad que debemos asumir como sociedad. Debemos garantizar que tengan acceso a los servicios de atención médica, alimentación, transporte y vivienda adecuados. También es importante fomentar su participación en la comunidad y ofrecerles oportunidades para mantenerse activos y saludables.

Además, los adultos mayores y ancianos a menudo tienen una gran cantidad de conocimiento y experiencia que pueden compartir con las generaciones más jóvenes. Debemos valorar su sabiduría y aprender de sus experiencias.